La lucha de los jaguares
Multitudes de colombianos, conformadas por diversos gremios sociales protestan legítimamente, crecen y avanzan acompasadas como una marea humana por calles y plazas públicas del país y del mundo.
Esa marea está impulsada con la indeclinable y poderosa fuerza de los jóvenes, quienes han dado ejemplo de coraje en la lucha constante, armónica en defensa por el derecho de tener unas condiciones de vida digna para todos.
En esa marea también participamos los veteranos, cuarentones, cincuentones y hasta sesentones, unidos en la ardua labor de lograr objetivos comunes de bienestar social a través del arte, música, palabra sabia y pensamiento inteligente.
Nos ha tocado por supuesto hacerle frente a dos tumultos aturdidores mal intencionados: fuerza pública estatal, y los que están haciendo el papelón —siguiendo un macabro libreto— de saboteadores; lo hacen con el fin de distorsionar, contaminar la atmósfera de los utópicos e inconformes.
Allí estoy, rejuvenecidas mis fuerzas por el amor a mi gente, a mis hermanos indígenas, negros y campesinos, como padre de familia, como luchador incansable en contra de las políticas actuales que te afectan, me afectan, nos afectan y afectarán a nuestras generaciones venideras.
“En el corazón del jaguar arde un fuego inextinguible que purifica…en medio de las tinieblas el jaguar se mueve sigiloso, iluminado en su interior con la antorcha de su corazón”.
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